Existe el dilema entre la gente si es mejor montar un árbol natural o artificial para las fiestas navideñas en nuestros hogares. Intentaremos explicar de manera clara y justificada cuál es la mejor opción.
Parece que plantar un árbol durante 5-6 años para ser arrancado para decorar en Navidad pueda ser menos sostenible que colocar uno artificial. Si lo analizamos en detalle, veremos que NO es cierto.
La producción de abetos naturales se hace en viveros preparados para el crecimiento de estos árboles. Durante el período de crecimiento consumen bastante agua, lo que hace que a simple vista pueda parecer menos sostenible. La producción ya se hace en zonas húmedas, con riqueza de agua. Pero durante estos años también liberan oxígeno (O2), reduciendo el dióxido de carbono (CO2), gas que provoca el efecto invernadero y que los humanos producimos cada vez en mayores cantidades, de manera alarmante.
Además, cuando los abetos se retiran de los campos, se reforestan con nuevos ejemplares, sin dejar de producir oxígeno y sin dejar los terrenos baldíos. El problema sería si los árboles se talasen de manera descontrolada de los bosques, que no es el caso.
Para la producción de un abeto artificial se utilizan diferentes productos químicos nada sostenibles y de muy difícil degradación. El abeto natural, una vez terminadas las fiestas, se recoge en puntos habilitados o centros de reciclaje y se transforma en compuesto, 100% reutilizable. Un árbol artificial puede tardar cientos de años en degradarse por completo.
En el mercado podemos encontrar también los árboles arraigados, con un coste más elevado, pero que posteriormente se pueden plantar en el jardín de casa, en caso de tenerlo. No se pueden plantar en nuestros bosques porque no son especies autóctonas.
Según algunos estudios, si hablamos en términos medioambientales, porque un abeto artificial fuera menos perjudicial para el medio ambiente respecto uno natural, debería reutilizar un mínimo de 18-20 años, algo totalmente improbable.
El abeto artificial sólo impone al natural en términos económicos, siempre que se reutilice entre 3 y 5 años mínimo.
Por lo tanto, sin lugar a dudas, a la hora de decidir entre un abeto natural o artificial desde el punto de vista medioambiental escogeremos el abeto NATURAL.
Y recordemos que acabadas las fiestas, si el abeto no es arraigado, se lleve o bien a puntos de recogida o centro de gestión de residuos para poder darle un nuevo uso como fertilizante.
Jordi Claramunt, Ingeniero Técnico Agrícola.