¿Tienen inteligencia las plantas? Lo que la ciencia comienza a revelar

Mucha gente se pregunta si las plantas son seres conscientes o inteligentes. La respuesta cambia según lo que entendamos por inteligencia.

Aunque no tienen ni cerebro ni sistema nervioso, la realidad es que las plantas son seres inteligentes, sensibles y sociales, con la capacidad de percibirse a sí mismas y a su entorno, hasta el punto de comunicarse unas con otras.

Su inteligencia vegetal es distinta de la humana: más silenciosa, más lenta y profundamente conectada con su entorno. Aunque carecen de órganos como los nuestros, muestran una notable capacidad de adaptación, resolución de problemas y comportamiento corporativo.

Del mismo modo que nuestro cuerpo combate infecciones sin que lo notemos, las plantas también tienen un sistema de defensa intrínseco que funciona de forma automática. Son capaces de generar compuestos químicos para defenderse de plagas, de regenerar tejidos dañados y de activar respuestas fisiológicas según lo requiera el entorno. Todo esto ocurre sin conciencia tal como la entendemos, pero con una sorprendente capacidad de respuesta que podríamos considerar una forma de cognición vegetal.

Se dice que las raíces son el celebro de las plantas. Se adentran en el subsuelo para explorar, detectar nutrientes y evitar obstáculos como si tomaran decisiones basadas en la información que reciben. Además las raíces son capaces de reconocer plantas vecinas, distinguir entre familiares y extraños, y modificar su crecimiento en consecuencia. Este comportamiento demuestra un nivel sofisticado de procesamiento de información vegetal.

También existe una comunicación química y eléctrica entre plantas. Mediante señales transmitidas por el aire o el suelo, pueden advertirse mutuamente de peligros, atraer polinizadores o sincronizar frases reproductivas. Esta interacción planta-planta fortalece su supervivencia colectiva.

Incluso se ha observado que las plantas responden a la música. Estudios científicos indican que ciertos estilos musicales afectan su desarrollo: la música clásica favorece su crecimiento, mientras que sonidos agresivos pueden perjudicar su vitalidad. Este tipo de sensibilidad  al entorno es otra muestra de la complejidad de su comportamiento.

Como bien decía Charles Darwin, “No es la más fuerte de las especies la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor se adapta más al cambio”. Las plantas, a lo largo de millones de años, han demostrado ser maestras de la adaptación, generando vida de manera silenciosa, observando y reaccionando a su entorno con serenidad y sabiduría natural.

Scroll al inicio